El viernes por la noche, con agujetas en músculos desconocidos después de dos días muy intensos de actividad, Netti volvía a explicarle a Celie en la pantalla de mi televisor:
-Creo que Dios se enfada si pasas ante el color púrpura sin fijarte en él.
-¿Quieres decir que hay que amar a todo, como dice La Biblia?
Le preguntaba su hermana mayor.
-Sí, Celie, todo quiere ser amado.
Y acurrucada en el sofá, viendo a Isa igual de cansada y brillando de preciosidad no pude más que constatarlo.
Sin embargo, nos acostumbramos a pasar por las mismas calles mirando sistemáticamente a lo que hay delante y no levantando la cabeza buscando rincones nuevos en las alturas de los edificios o, peor aún: sin valorar siquiera la belleza en el conocido paisaje que tenemos enfrente.