28 febrero, 2012

mierda mierda mierda

Tendrá que ver con aquello de hacerse mayor pero, de un tiempo a esta parte, yo, que he sido Doña Corrección, cada vez con más frecuencia, no atisbo a expresar bien lo que quiero sin poder colocar un “joder” al principio de la frase, o un “mierda” a la mitad o, incluso, terminar con un buen “hasta los cojones” (que os juro que no va por mí; que es una frase hecha y que soy una mujer entera de los pies a la cabeza). Pues eso, que será la edad o la vida, que en realidad no son dos cosas tan distintas.

18 febrero, 2012

si me tuviera que casar ahora


Otra velada con “las chicas”. Esta vez, martes de San Valentín que, a falta de pareja de la que colgarnos del brazo rebautizamos como San Solterín. Nada nuevo. Ni siquiera es un invento nuestro... Lo que creemos que sí lo es es que nosotras la hemos repetido el viernes y, conste en acta; aún nos queda una tercera y última tanda. ¡Faltaría más! Lo bueno si tres veces, es... dejadme que cuente... ¡Ah, sí! Muchas más veces bueno.

11 febrero, 2012

hay un mundo nuevo en la barriga de éste

hay un mundo nuevo en la barriga de este
Ayer cuando por fin llegué a casa de Mari Carmen hacía un frío que pelaba y los augurios para el fin de semana son aún peores. Alguien comentó:
   -Qué frío.

Y no pude más que contestar:
   -Sí, la verdad es que es un día de mierda para quedarse en la calle.

Y no me refiero a olvidar las llaves en el otro bolso, que lo solucionas riéndote de tu torpeza y tomando un café en el bar de la esquina hasta que alguien te trae una llave de repuesto. Me refiero a quedarte en la calle, sin un techo, sin un lugar en el mundo dónde ir, sin la más mínima idea de dónde vas a dormir hoy ni el resto de tus días. Me refiero, claro está, a que te desahucien.

09 febrero, 2012

carta desesperada de los Reyes Magos

Anoche, mientras trataba de alcanzar el portal de mi casa dando zancadas para escapar de este frío glaciar que azota Mallorca estos días, escuché que me llamaban. Encima empezaba a llover pero miré hacia arriba y ahí seguían ellos, los Reyes Magos colgados desde la ventana del vecino del primero.

   -Oh, aún estáis ahí- Dije a modo de saludo.

¡Un momento, un momento...! Hago una pausa antes de que empecéis a pensar que soy una loca descarada hablando con unos Reyes Magos de todo a cien sin habernos presentado previamente. Vuelvo un poco atrás en el tiempo. Hará como un mes, al entrar tal día como hoy comenté para mí misma algo del tipo:

   -Mira, unos que se han olvidado a los Reyes Magos al recoger la decoración navideña.

Y ahí contestó una voz:

   -Mira, Melchor, una que nos habla.

Era curioso, porque Gaspar parecía más sorprendido de que un humano les hablara que yo de oírles a ellos.