Space Ibiza |
Nunca he pretendido ser una madre molona. Molo, supongo, en el sentido de que vivo envuelta en cosas que me molan y eso, se contagia. Ojo, que también se contagia vivir rodeado de miseria.
Total, que de todos modos, cuando mi hijo el emigrante regresó con 18 primaveras en el cuerpo y me dijo “ey –con su voz grave- que ya tengo dieciocho, ahora tendrás que llevarme al Space” pues ni corta ni perezosa, lo hice. Ala, a la apertura además con lo que molan esas cosas.