Todos buscáis amor. No es una patraña o peor aún: una cursilería. Tampoco es una mentira (qué horror). Lo sé precisamente porque me lo habéis contado. Quizá no todos y cada uno de vosotros pero sí el estrato suficiente de solteros, separados escarmentados, malemparejados y otros especímenes, distintos en profesiones, tamaños, edades y hasta en género pero los suficientes como para formular la siguiente teoría: tooodos buscáis amor.
La escena es siempre parecida: nos encontramos de un modo pactado o no (llámese cita) y tras una cena o una copa en la que inevitablemente nos contamos "lo nuestro": trabajo, niñez, aficiones, viajes, estado civil, batallas anteriores de las que salimos por patas, lo que queremos y no queremos de la vida y al final... el peso importante de la conversación cae con mucha frecuencia en el amor.