25 octubre, 2011

algo entre generosidad y ayuda

He vuelto a asistir a un conocido discurso: el de “me encantaría dejarlo todo (aunque sea por un tiempo) y marcharme, qué sé yo: a África, a India... a algún lugar donde pueda ser de ayuda”. A pesar de la aparente generosidad que desprende cada letra, mi respuesta es siempre parecida: si alguien quiere ayudar, ayuda. Si alguien siente que necesita ayudar, no lo planifica, no lo pospone: ayuda. Por favor, no me confundáis; hay gente anónima y maravillosa que de un modo altruista entrega una parte de su vida a los demás, sin importar el tiempo, la distancia o las condiciones pero hablo de otros; de ésos que hablan del asunto como si fuera algo que "harán algún día. Pronto. Más adelante, ¡ay, si pudiera!". 

19 octubre, 2011

Madrid, aquel lugar lleno de luces

Prólogo: Un simpático lector me ha escrito diciendo que ha leído todos mis post en este blog ¡todos! Y que quiere que cuente cómo me detuvieron en Cuba (una anecdotilla sin importancia que comento en Mis muelas en Cuba como recurso literario, por aquello de crear interés) ¡Me encanta que me pidas que "cuente más"! Pero si realmente has leído TODO sabrás el riesgo que entraña "despertar a la bestia" y sospecharás que como me tires de la lengua, puedo no parar...

Va pues para todos mis anónimos lectores en general (todos guapos y buena gente) y para este en particular, como me detuvieron en Cuba:

Allá por el 92 (muchos de vosotros no habíais casi nacido) llevaba yo un tiempo viviendo en Varadero con el que después sería mi marido y exmarido pero por aquel entonces, la vida nos sonreía y el sol cubano... mucho más. Tanto, que nos íbamos a pasar un día de playa en uno de los muchos coches rusos que conducíamos los extranjeros residentes mientras los viejos coches americanos que tanto se ven en las fotos, permanecían aparcados a las puertas de las cabañas.

10 octubre, 2011

mi motivo para salir a la calle el 15 de octubre

El quince de octubre hay un llamamiento a una movilización global pero, ¿qué tiene esto que ver contigo y conmigo? Muchos se quedarán en casa y entre ellos distingo dos tipos muy claros. El primero serán aquellos que sienten que "total, ¿qué voy a hacer yo? Si nadie me va a escuchar, si, vale, me molesta esto o lo otro pero yo, no puedo cambiar nada". Este grupo asusta porque, están faltos de algo mucho más grave que salir de la crisis. Están faltos de creer en sí mismos, en su potencial, en su voz y en sus derechos. Tanto si crees que puedes, como si no, estás en lo cierto y ellos eligen creer que no pueden.

02 octubre, 2011

te necesito (qué suerte)

Pilar Ruiz Costa

Las palabras y yo tenemos una relación extraña. Las utilizo sólo si las conozco bien, si me gustan, si sé a qué atenerme con ellas... sino, prefiero dejarlas para contextos mejores.


Esta, en realidad, manía mía, me regala sorpresas porque no es rígida, sino que se adapta a los nuevos usos que de las palabras conozco y porque de tanto en tanto, yo misma investigo en alguna que se me queda clavada más especialmente, ¿qué querrá decir exactamente alma? O ¿cuál es la diferencia entre valor y valentía? Hoy me he despertado con una palabra clavada en el centro de la frente: necesitar. Esos "te necesito" que siempre me han provocado cierto repelús... Porque, a mi modo de entender las cosas (estos apenas cuarenta años, hasta esta mañana misma), la necesidad es una mala compañera. Vale, es el aviso de esa carencia de por ejemplo comida en el estómago que te pide que le pongas remedio ya o desfallecerás o, el "sal del agua, tonta que necesitas aire y vas a morir ahogada", pero ¿en nuestras relaciones... cabe la necesidad? Insisto en que es un largo debate que me ha acompañado en estos años... Tanto me han regalado un "te necesito", como me han reprochado que "no parece que me necesites" ¡y era cierto! Y para mí era el mejor regalo: si yo no necesito a una persona determinada y sin embargo estoy a su lado, mi unión es fruto de los afectos, ¿no es esa la base única que debiera ligarnos a todos? Mi respuesta era, por descontado, más insoportablemente extensa: "Necesito aire, necesito comida, agua, abrigo pero... ¿a ti? No, práctica y sinceramente, sin ti seguiría viviendo"