Ayer en las noticias, un jovencito buscaba a un gemelo suyo fallecido supuestamente al nacer, pero con muchas contradicciones en el expediente hospitalario. Un triste caso más de los recientemente destapados robos de bebés. Sin embargo, esta noticia esconde un fondo precioso: este chico decía que creía que su hermano estaba vivo porque podía sentirlo. Esa maravillosa conexión de los gemelos parece obrar en ellos; uno tiene los síntomas claros que padece el otro, siente su angustia, su miedo o realizan las actividades más dispares de forma sincrónica.
Como los psicólogos son listísimos (un beso, Jaime), tienen una teoría al respecto con un nombre de lo más rebuscado: "Permeabilidad del aparato psíquico fetal" que defiende que cuando estamos en el útero materno nuestro inconsciente sigue manifiesto y es al nacer cuando se cierra (o impermeabiliza) y ya no podemos acceder a él. Así, los gemelos que han convivido las 24 horas al día durante 9 meses en un espacio mínimo y además justo en esa etapa que marca la transición de nuestra insconsciencia a nuestra consciencia; quedan, de algún modo, conectados.