20 septiembre, 2011

Jaime Anglada, otra vez

El título lo dice todo: Que escribo sobre Jaime Anglada otra vez (y voy a dejar de hacerlo en un tiempo, que nuestros respectivos cónyuges deben estar ya con la mosca detrás de la oreja), que Jaime Anglada ha estado, otra vez, ofreciendo un concierto sublime pero sobre todo que lo hacía, otra vez, en un sitio que siempre debiera tener música en vivo: el Bluesville. El local clausurado, reabierto, vuelto a clausurar y después sometido al peor castigo; no el perder aquella nube de humo que era parte del ambiente y que, como bien bromeaba Jaime anoche, "olía a un incienso que no sabías porqué pero, te gustaba" sino privarlo de la música en vivo. Como bien defiende Ignacio su creador: Bluesville es Cultura. Los más de 365 conciertos al año, multiplicados por los 17 años de andadura del local dan la friolera de más de 6000 conciertos. Eso es cultura y no hay ayuntamiento que no pueda verlo y no existe ayuntamiento que no sólo no deba precintarlo ante una denuncia puntual sino que, a mi parecer, no deba encontrar soluciones: defenderlo.

Por eso anoche el Bluesville ¡otra vez! Nos devolvía algo un poco de todos y Jaime Anglada solo con una guitarra ¡incluso su camisa a cuadros! Nos transportaba, tal y como había prometido a aquellos tiempos donde muchos iniciaban sus sueños. Había quizá menos gente de la que esperaba pero, todos los que habían eran "buenos" como ya es habitual en sus conciertos. Todos (pude verlo en sus ojos desde el principio), compartíamos más que admiración por su música, por sus canciones desde el primer disco. El primer disco... se dice pronto. Fue a raíz precisamente de una actuación en el Bluesville de donde surgió la oferta de publicar, allá por el 96 con Virgin. El salto a Madrid y a la televisión fue casi inmediato. Y anoche, 4 discos de estudio y 1 directo y casi 20 años después, Jaime, detrás de su guitarra, rodeado de cervezas que los amigos le iban alcanzando (porque eso hicimos anoche: reunirnos unos cuantos amigos), nos hablaba, nos hacía reír y sobre todo, sobre todo... nos cantaba. Yo miraba a las mesas y comprobaba con una sonrisa que no podían, literalmente, quitarle los ojos de encima. De nuevo habían quedado ligados a ese nosequé que Jaime desprende en vivo. Escuchaba una determinada canción, una determinada estrofa y pensaba para mis adentros al ver el brillo en todos los ojos: "este es el momento culminante de la noche", ¡Pero no! Luego llegaba otro y lo superaba, y luego aún otro y no había el rumor de conversaciones en las mesas, ajenas a esa gran conversación que el público estaba manteniendo con Jaime.

La energía podía verse envolviéndonos a todos con más claridad incluso que antaño viéramos la nube de tabaco y porros que llenaba el Bluesville. Yo pensaba: "Míralos. Para algunos, 'esto' es un momento de meditación pero, para otros... ¡Para otros es un orgasmo!" Fue entonces cuando el propio Jaime Anglada le puso palabras: "No sé si estaréis disfrutando vosotros pero yo, llevo toda el concierto teniendo un orgasmo". Algunos se rieron, claro, pero otros sólo pudimos darle la razón. Así es él; al igual que puso música al momento preciso en que cada uno de nosotros supo que podía volar con solo dar tres pasos y saltar como, pone ahora canciones y palabras a las sensaciones del público porque, al menos mientras dura el concierto, son una única sensación (grande y buena) compartida.


La vida puede ser como una canción
Yo coloco las notas donde me lo pide el corazón
No me importa lo que hoy pueda pasar
Ahora soy feliz cuando a alguien de lejos oigo gritar:
-Tócala otra vez. Hoy haces que me sienta bien
El humo en el aire tiene nombre de mujer
A veces creo que podría volar con solo dar tres pasos y saltar
Pero a veces veo que tengo los pies en el suelo
Y veo que no me muevo
A veces necesito ayuda, pero siempre fui un poco solitario
Me gusta entrar en los bares y pedirle al jefe: Déjame cantar algo
Y suele haber, en algún bar.
Alguien que está como tú y te pide: Vamos, tócala
Y las lagrimas cayeron otra vez
Esta vez te vino a la mente una mujer
La gente hoy no para de cantar
Se saben tus canciones y te piden:
-Tócala otra vez. Hoy haces que me sienta bien
El humo en el aire tiene nombre de mujer.

Jaime Anglada, allá por el noventaytantos...



Enlace: 1996


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