ese raro fenómeno llamado amor

En uno de los últimos posts ha vuelto a suceder: se crea un verdadero foro en los comentarios que valen tanto o más la pena que los párrafos que los precedían. En este caso, resulta que toqué dos temas sensibles; uno que jamás hubiera sospechado: las letras de Sabina y otro que por descontado, siempre tiene mella: el amor. Hablan del “amor que duele”, “para amar hay que creer”, “dar la espalda al amor”, “morir de amor”, “amores que matan”, de pasión, sexo, follamigos y algo más osado aún... ¡medias naranjas! Y en todo el conjunto, en este caldo de cultivo... me han entrado muchas ganas de seguir hablando de amor.

Tanto así que una vez más, me armo de desfachatez y hablo a mi manera de ese raro fenómeno llamado amor; sin cultura ni ciencia que me respalde; sin más base que lo que yo solita he padecido y disfrutado en mis escasas carnes y además, lo hago desde la perspectiva siempre puntual de este momento actual. Resumidlo una vez más en dos palabras: NI CASO.

Lo que me llamó la atención de estos queridos amigos (la mayoría desconocidos míos), que no solo leen sino que comparten sus palabras con las mías, haciendo de este blog un lugar mucho más rico, son las diferentes ¡casi opuestas! Lecturas que hacían del amor. Al igual que de Sabina; si en una misma estrofa vemos un mensaje tan distinto, no me queda más remedio que sacar la conclusión de que el mensaje en realidad, tiene poco que ver con quién lo emite y el modo en el que lo hace y recae mucha más responsabilidad en quién lo recibe y también, porque afortunadamente somos criaturas en movimiento, en el momento de las vidas en que lo recibimos. 

Pareciera alguna vez leyéndome o escuchándome que defendiera la soledad y no, nada más lejos de la realidad. Lo que yo defiendo y quiero es lo que hay. Llámalo ser consecuente, pero si estoy en pareja, es porque es el proyecto en el que creo y si no, me parece una decisión igual de válida. Creo que habitualmente es más intolerable la persona eternamente emparejada con quien decide, por el motivo que sea, que quiere andar el camino en solitario, que a la inversa. Incluso cuando no sea estar en pareja, en singular; sino parejas, en un amplio plural. Esta sociedad nuestra no es monógama en absoluto, no nos equivoquemos, sino monógama serial, que es en realidad una especie disfrazada de poligamia. Yo no tengo muchas parejas, sino una y luego otra, y otra, y otra... juntando a lo largo de la vida tantas que a menudo olvidarás nombres en el camino ¿y, dices que te has enamorado de todas...? Pero tampoco se me ocurriría criticar eso: vivo y dejo vivir. 

Cuando en el terreno personal alguien me pide consejo, solo se me ocurre dar uno pequeño: tiempo. No saltes de una relación a otra; regálate espacio, regálate el periodo necesario a solas para conocerte, porque solo puedes querer a otro si te quieres mucho y sí, también sospecho (pero no me hagáis caso), que muchas relaciones son solo ruido por un temor absoluto a encontrarnos con nuestro propio silencio.

Creo que eso que llaman amor muchas veces no es más que enamoramiento y en realidad, de ti mismo más que del otro. Te “enamoras” de cómo te sientes tú con la otra persona más que de la otra persona a la que miras muy superficialmente. Te enamoras de cómo imaginas que será y justo cuando empiezas a conocerla de verdad, te desenamoras. Vaya casualidad... ¿no? ¡Pero claro que no se puede demostrar! Sería como buscar una definición común para el olor a chocolate y no, no me valen las aburridas definiciones de "procesos químicos que se desencadenan en nuestro cerebro". No me valen las novelas rosa con cuerpos que se retuercen formando besos. No me valdrá con mucha probabilidad la tuya, así que por favor, por favor... no hagas ningún caso de cualquiera que te parezca una definición mía.

¿Qué si creo en el amor? Absolutamente. Y sí, me refiero a un amor romántico, que te embriaga y te transporta al más alto deseo sexual, pero también te lleva al más acogedor nivel de paz. Creo que cuando en la persona que amas descubres unos ojos que te miran con admiración, encuentras motivos para creer en ti, más que en ningún otro lugar del mundo y en ese camino alcanzas el máximo potencial personal, profesional y humano. 

Creo que el amor es más que algo práctico para que se mantenga la humanidad y no penséis en el sexo y todo aquello de la propagación de la especie, que también. Me refiero a que sin amor nos extinguiríamos. Si el amor no estuviera presente, ¿qué motivo tendríamos para cuidar a nuestros hijos, ancianos y enfermos...? ¿Qué otra fuerza movería a las masas inmediatamente cada vez que sucede una catástrofe? Si nadie amase su labor (llamadlo vocación), ¿qué motivo tendríamos para mantener el esfuerzo personal que suponen tantos trabajos físicos, la investigación, la medicina, la educación... absolutamente todo? Ya veis que hay quien ve el amor en las parejas que se besan en los bancos y yo lo veo en todas partes... 

¡Pero estoy sola! ¿Por qué una persona sin ningún defecto irreparable, sana, abierta y sexualmente activa no invierte un porcentaje de su energía diaria en buscar aquello que graciosamente llaman “media naranja”? ¿Estoy escarmentada? ¿Sufro miedo al rechazo, a que me hagan daño o a perder la libertad? ¿Tengo algún tipo de dificultad para intimar con otros? ¿Tengo argumentos físicos, psíquicos, sociales, que me impiden amar? En realidad, todo lo contrario.... Es como si hace tiempo hubiera encendido el botón de amar y ahí hubiera quedado en modo automático. Creedme, porque lo he asumido como otras cientas de verdades mías: no puedo no amar y sin embargo (y esto es muy duro) no era amor el vínculo que me unió a mis maridos. No. Antes he nombrado algunos de los motivos por los que la gente se empareja, se casa y hasta tiene hijos y caí en algunos. Eran errores y los subsané en lo que pude y pedí y pido disculpas por mi responsabilidad en el asunto a las muchas partes afectadas, pero apañada estaría si fuera repitiendo errores pudiendo ir cometiendo errores nuevos... ¡Me enamoré después! Primero de mis hijos (que ya sé que tampoco muchos lo entenderán amor y lo llamarán cariño, afecto, instinto... pero todos ellos son para mí, ingredientes del amor) y después, de otros. No sé lo que hubiera contestado “entonces”, pero hoy diría que en dos maravillosas y preciosas ocasiones. 

He sentido ese amor que casi te mata (aunque la autopsia lo categorice después de cualquier otra causa), hasta el punto de que mi amigo Jaime, al que conocí como terapeuta de mi pareja moribunda con un amor intacto, me ha presentado con frecuencia a terceros como “la persona más enamorada que vio jamás” y aunque me auguró con argumentos y libros en la mano que me duraría lo que un periodo de duelo, se equivoca. También de tanto en tanto me recuerda “cuidado con enamorarte. Te durará por lo menos 6 años”, ¿6 años? ¡No! No se me pasa... Los duelos son para las cosas muertas y el amor, dentro de mí, vive. Aunque me enamoré de nuevo y tampoco murió entonces. Solo la pareja termina, pero al igual que cuando quiero de cualquier manera a un amigo ¡sé que lo querré siempre! ¿Cómo desconectas el amor? Cuando los demás me dicen “YA NO estoy enamorado y con toda mi curiosidad les pregunto: “¿Y cómo lo hiciste?” y contestan: “ se me pasó” o “conocí a otra persona”, no hay duda: llamamos amor a dos cosas distintas. Por algún extraño motivo, el amor se sintió cómodo en mi persona; somos compañeros que no se molestan y conviven. No se constituye en capas que empiezan y terminan, que se sustituyen o parchean sino que mis afectos se multiplican sin dificultad aparente ¿a qué es raro? Pero... ¿a qué mola?

Sin embargo, para mí amar y mantener un vínculo con otra persona también son cosas distintas: ser "pareja"... Si se da, suenan campanas y si no, ¡pues amo! Y siento cómo me aman y si nuestra convivencia es imposible o, muy difícil; pues se separan nuestros caminos, pero no nuestros corazones que pueden perfectamente seguir vinculados por amor.

A menudo escucho aquello de “conformarse” con el que tantas y tantas parejas se ligan, pero tampoco me siento identificada. Si se hiciera un estudio al respecto, apuesto a que un porcentaje elevadísimo de las personas emparejadas lo hacen por motivos que tienen más de ese conformismo que de amor, y claro que no los juzgo ¡quién soy yo para juzgar a nadie! Pero hoy, ahora... no es que “no me conforme”, ¡es que no puedo! Es que si no es amor, no lo es y ya sabéis lo que me gustan las palabras y llamar a cada cosa por su nombre: “somos amigos”, “somos compañeros”, “somos amantes”, “estamos aquí de paso”... son expresiones que podríamos poner en práctica, pero... TE AMO, es una preciosa coincidencia que se da muy pocas veces en la vida. ¡Y no me entristece en absoluto! En realidad, ¿sabéis? Me parece una suerte, porque sé (pero no me hagáis ni caso) que el AMOR, existe.

Algunas citas de “éstos” que me rodean:

“Me vais a decir que amor solo hay uno; sí, lo sé, pero definiciones hay muchas”

mi amigo Riu

“Te amo, te amo, te ‘amo’... rdidounperro”

mi amigo Jor

“El éxito de una pareja no está en mirarse a los ojos; sino en mirar los dos en una misma dirección”

mi madre Conchita

“¿Cuánto dura el amor? Lo que dura dura”

(mientras dobla servilletas con formas fálicas) mi tía Antonia

“Me decían a veces 'claro, se te acabó el amor' y yo contestaba: no, se me acabó la paciencia. Sigo amándole, pero no podía más”

mi amiga Vanesa

“No estés con quien te quiera mucho, sino con quien te sepa querer; con quien te quiera bien. No estés con quien te diga 'qué bien escribes', si no con quien te diga '¡escribe!'”

mi amigo Pacho

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