21 diciembre, 2008
05 diciembre, 2008
esquiando en la luna
Debería hablar de esta vida nueva en Madrid y referirme al trabajo (que es muy nuevo y muy mucho); modelos, diseñadores, estilistas, fotógrafos, periodistas, notas de prensa, pressbooks, pressopendays y en definitiva muchas press"cosas", muchos eventos y muchas relaciones sociales con brindis y cumplidos; Una sorpresa que estoy disfrutando día a día, muchos compañeros nuevos con los que vamos formando un engranaje cada vez más afinado y que espero en breve, pueda rodar solo como merece.
22 noviembre, 2008
bienvenida a Madrid; nos han robado
El protagonista exclusivo del día 10 debía ser el éxito obtenido en la presentación de las propuestas primavera verano de nuestras marcas en Atelier de Prensa y la fantástica acogida por parte de prensa, estilistas y amigos en la jornada de puertas abiertas, pero todo todo quedó en un segundo lugar cuando al llegar a casa y abrir la puerta nos encontramos todo revuelto. Mi primera reacción al ver el gigantesco cuadro de Audrey sobre la cama fue hacer un chiste porque ¡estuve a punto de llevármelo como decoración para el evento!
20 octubre, 2008
Madriz
Quién me iba a decir hace un año que iba a terminar con mis huesos en Madrid...Pero es que, de un tiempo a esta parte, he optado por sumergirme en los placeres de la improvisación y cada vez que me cruzo con una propuesta en formato de miguita de pan en el camino, en lugar de cuestionarme y sopesar pros y contras; me retiro un mínimo espacio para atrás (la distancia justa para que nada empañe mi perspectiva) y al abrir la boca sale de mí una expresión fantástica: "¡pues vale!" (para el que la encuentre demasiado larga, es igual de válida: "¡mola!").
19 septiembre, 2008
mis muelas en Cuba
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En Cuba me sucedieron tres capítulos importantes de mi vida; me detuvo la policía, por primera y única vez en mi vida (toquemos madera), fue la primera vez en que, de adulta, intentaron abusar sexualmente de mí y la tercera y a la que hoy, le dedico un poco de este tiempo: Perdí dos muelas.
Me atacó un dolor de muelas que ríete tú de un parto. De nada me sirvieron los calmantes ni antibióticos. Me duraba ya días, se me hinchó la cara y de verdad que no podía pensar en otra cosa más que en el aquel incesante y punzante pinchazo que, de tanto como me dolía, ya no sabía ni donde.
No quería o, para ser más exacta ¡me aterraba! La idea de ir a aquella clínica dental (de lo mejorcito de la zona), delante de la que pasaba cada mañana. No recuerdo en mi acomodada Ibiza, un edificio tan derruido y, sin embargo que diera síntomas de vida dentro. Pero, el dolor fue más fuerte que mis escrúpulos y me hallé en la supuesta sala de espera, rodeada de banderas, de hoces, armas varias decorando las paredes que pedían a gritos pintura y, de todos los cantos imaginables, muestras de amor al santo Castro.