17 junio, 2012

7 diferencias entre las playas de Ibiza de ahora y las de entonces


playa de Ibiza años 80
una imagen algo obsoleta de tripadvisor   
Esto de volver a Ibiza, 20 años después me permite andar mirando todo desde una perspectiva distinta. Casi parezco una anciana de esas que andan soltando "Pues esto, en mi época...", "En mis tiempos mozos, esto..."  en este divagar, he pensado recorrer todas las playas o al menos, todas las que me apetezcan y pueda y hoy, con mi sanísimo color gamba recién adquirido y con tan solo 2 playitas en el cuerpo, ya me veo más que documentada para escribir un post ASÍ de pretencioso: 7 diferencias entre las playas de Ibiza de ahora y las de entonces. Y quizá me salgan 6 o 12, depende del hambre que me entre y decida soltar el lápiz (o el teclado) y hacerme una tortilla de patatas, permitidme que ponga 7 de todos modos, que es un número estupendo...


Y ahora ya, a la yugular; las playas:

Ayer visité una cala que sí permanecía tal cual la recordaba. Mejoras leves en el acceso y el bar, pero el espíritu lo reconozco perfectamente. Era Sa Caleta y para llegar hay que atravesar un camino de tierra de esa que no es tierra sino polvo que te deja el coche y los pies perdidos, pero vale mucho la pena. La costa se ha ido comiendo la montaña, dejando al descubierto una tierra roja que se torna arcilla al contacto con el agua y los más jóvenes (sobre todo), se embadurnan el cuerpo y se dejan secar al sol para luego ir caminando playa adentro. El agua es limpísima (hasta que entras con la mascarilla de cuerpo entero) y has de andar y andar para lograr que te cubra. A un lado hay esas preciosas casetas de pescadores que se utilizan como embarcaderos y que han sido escarbadas como cuevas en las rocas y son una preciosidad. Guiris jóvenes en su mayoría, pero tranquilos, y también familias y parejas locales. Olor característico a porro en el ambiente y poco más que contar. 

Hoy he visitado Cala Bassa, en la bahía de San José y esta sí ha cambiado. Donde antes había un chiringuito hoy hay un Beach Club con todo lo que eso conlleva: Sushi en lugar de paellas, Chill Out por los altavoces en lugar de Georgie Dann sonando por la radio y camas balinesas donde antes habían hamacas azules...

¿Y recordáis al típico hamaquero? Sí, hombre... era aquel tipo retostado por el sol, con un sombrero de paja deshecho y bermudas que te dejaban entrever la huchita cada vez que te colocaba la sombrilla. Pues ahora ocupa su lugar un tipo espectacular y superfashion. Si es que los tiempos cambian que son una barbaridad... Obviamente, el precio también ha sufrido cambios paralelos: de las 500 pesetas de entonces, a los 50€ de ahora que incluyen, eso sí: botella de cava. 


Ni se os ocurra pensar que yo pertenezco a ese mercado, qué va. Yo era una de las muchas, muchísimas visitantes nacionales que se estiran en una toalla en la arena justo alrededor y además, soy una que además, lo mira todo con mucha curiosidad y mis compañeros, qué graciosos ¡cómo los de Palma! Me miran y dicen: “pero luego has de escribir un post”. Se referían, claro está, a que somos pobres pero de esos pobres con un nivel de vida que envidian los mismísimos ricos y nos reíamos y nos reíamos mientras seguíamos tomando mojitos recién preparados allí en mitad de la arena por mi cuñada la “brasi”, que además de estar buenísima, es una campeona al respecto.

Bueno... que me pierdo; sigo con todas las diferencias que además, se me aparecen inmensas (y muy divertidas) a partir del segundo mojito:

Antes, aparcabas como podías; y al volver al coche todo el salpicadero quemaba. Nada más. Ahora, el salpicadero quema lo mismo pero aparcar te ha costado 3€. Cosas del progreso...


¿Recordáis al gitano que vende coco? Qué sí, hombre, que sí... que pasa como con el hamaquero: los clonan y los van repartiendo por playas de toda la geografía. Pues sigue ahí con su cubo con un martillo gritando una sola palabra compuesta formada por: “Piñacocopainapelcoconaaat” alargando la última “a” todo lo que los pulmones le permiten y añadiendo alguna de las virtudes propias de la fruta como “vitaminas, oiga, vitaminaaas” y recorre, playa arriba, playa abajo todo el día. Todo el día. 

Se cruza en sentido opuesto con una gitana también con cubo y palabra compuesta. Esta es: “fantalemoncolabier” y ya. Sin alargar vocales ni tener que añadir beneficios a la cerveza que, al contrario de lo que pasa con la fruta, son conocidos mundialmente. Y pasea todo el día playa arriba, playa abajo pero siempre, quizá porque ayer tuvieron bronca en casa; en sentido opuesto al gitano.

Pasa un negro vendiendo gafas de sol y CD’s piratas. Pasa otro vendiendo bolsos de imitación de cualquier marca. Todos estos son nuevos: antes ni siquiera existía Tous y si existía, no imaginaba a estos africanos vendiendo copias por las playas ibicencas. Pasa una africana ofreciendo trencitas y donde digo “uno”, “una”, ¡enteded que son muchísimos! Esto es un desfile infinito. Se cruzan y van chocando y podrías estar todo el día si quisieras, no untándote crema o nadando, sino simplemente diciendo “no, gracias”.

Aún más personajes: pasa una chica vendiendo cintas con flores para atarte en el pelo, sin más utilidad que usarlas en las fiestas Flower Power, por lo que entiendo que para llevar en Ávila, quizá no le saques mucho partido pero en Ibiza es una buena inversión. Pasa una vendiendo biquinis; pasa otra vendiendo triquinis. Pasa un pesado tratando de convencer a los españolitos jóvenes de que le compren entradas para fiestas de discotecas. Además tienes que comprarla “ya ahora, corre, deprisa que se acaban y ahora mismo me tengo que ir a acompañar a unas chicas porque las tengo en lista de espera”. Este me ha resultado bastante cansino; la verdad y a mi prima más que no ha podido resistirse y se ha ido a los muchachitos que teníamos enfrente a advertirles de que compradas directamente se ahorraban 20€ por barba. 

Y ahora, mis favoritos nuevos personajes playeros: Vienen grupitos de 2, 3 chicas y empiezan a probarse ropa; vestidos, atarse pareos de distintas maneras y desfilan por la playa. Vuelven, se cambian y vuelven a desfilar. Algunas con más gracia y cuerpazo que otras, pero me ha parecido una manera original de mostrar el producto. Luego pasean repartidas con su sonrisa y sus prendas a venderlas por entre la gente.

 Y para terminar; en el top ten de esta lista de 7 que a saber cuántos son, como no podía ser de otro modo: el coctelero. Viene un guapo con una mesa pinza, una nevera y una gran bolsa isotérmica y va ofreciendo y preparando cócteles. Se planta frente a las toallas de los clientes, planta la base de la mesa, apoya todo el resto y de esa bolsa y maleta aparece todo lo necesario: mazo, mortero, coctelera, mezclador, Bacardi, frutas, hielo que pica al momento... todo, todo, todo. Muy limpio y muy bien presentado, por lo que se merece además de que yo hable bien de él, una propinaza y hasta un beso, pero... no será hoy. El beso de hoy es para mi “cuña”, la “brasi”, que ha hecho lo mismo pero en exclusiva para nosotros. Lo dicho: una campeona.

Aquí Pilar retransmitiendo (algo borrachilla), desde Ibiza. Corto y cambio. Seguiré informando, ¡hic!

    mirad,  mirad qué maravilla ¡pero qué bien vivimos!



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4 comentarios:

  1. Este post ha valido la pena aunque solo sea por la foto final. Yo ya he comprado mi menta para estrenarme con el primer mojito de la temporada, que tengo una plantita para autoabastecerme, pero al primer par se queda pelona y ya no hay manera.
    Me vuelven loca, tanto me gustan que los reservo sólo para el verano como en un ritual.
    Eso sí, lo siento por tu cuñada "la brasi" pero no creo que los haga mejor que yo, hago los mejores mojitos de todo el mediterráneo, cualquier día paso la receta.

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  2. A mí me viene justo para poder decir que he estado en Ibiza, aunque no pueda afirmar que la conozca. Fue en un crucero y se paraba allí un noche. Recuerdo que unos amigos nos habían dicho que era visita obligada la Calle de las Vírgenes, porque era el lugar de España donde había más tías buenas por metro cuadrado. Llegamos allí todos babosos y resultó ser la calle de los gays. No sé si seguirá siéndolo.

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  3. Magnífico post.
    Por lo que comentas, veo que todas las playas del mediterráneo tienen los mismos personajes :) A la gitana la tengo vista por todas partes. Ya sea vendiendo cerveza en Alicante ó mantelerías en Almería.
    El tema mojito es genial. Yo no lo hago nada bien a pesar de que tengo hierbabuena a mantas en el jardin.
    Saludos

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  4. En Ibiza hay rincones mágicos que se escapan al perfil de playas descrito y que son desconocidos hasta para muchos nativos...

    Como la Cueva de Cala Conta... no confundir con la concurrida en Verano: Cala Conta o Playas de Compte...

    Firmado: un forastero con espíritu isleño.

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