Cuando el pueblo islandés se encontró hace 2 años que tenía que pagar la deuda que su país había adquirido con el FMI y otros países por su pésima política financiera, y que este pago lo realizarían las propias familias, mes a mes durante los próximos 15 años y a "sólo" un 5,5% de interés, salió a la calle a golpe de cacerola. Solicitaban que se sometiera a referéndum. El NO al pago de la deuda alcanzó el 93% de los votos.
A golpe de cacerola, con un pacífico NO lograron la dimisión de su gobierno, la privatización de sus principales bancos, que se buscaran responsables de la crisis en la que se veían envueltos y se detuvieron a varios banqueros. Hay 2 puntos en esta historia que me emocionaron especialmente al descubrirla. El primero era que, después de esto, formaron una asamblea en la que redactar una nueva constitución porque se sentían, en vista de los hechos recientes, desamparados con la actual. La redactaba directamente el pueblo.