30 mayo, 2011

soy feliz

Después del brutal desalojo del Movimiento 15M de la Plaza Cataluña

Paseo por la Plaza España con mi hija, entre muchas personas a las que no conozco de nada. Quizá al acabar la tarde haya hablado con algunas. Lo más probable es que no vuelva a ver a la mayoría y sin embargo, sin importar qué otro ingrediente podamos tener en común, hay uno hoy que es muy importante: la impotencia, el enfado, la tristeza por lo sucedido esta mañana en Plaza Cataluña.

La organización del 15M va incluso a saltarse el programa establecido porque hoy no acaba la ronda de micro abierto donde todo el que quiere se expresa: da su opinión, declara su rabia o analiza en voz alta sus posibles soluciones para muchos temas comunes no para nosotros, quizá 500, 600 personas, sino para los millones que conforman este país. Son tantos y tan distintos que sin embargo, me asombran por las ganas comunes. Algunos hoy, me han hecho llorar. Ya era extraño no haber llorado esta mañana viendo las noticias. Tenía lágrimas contenidas que dentro de mí no servían para nada y fuera, ya veis... Me han hecho darme cuenta de que soy feliz.
No he subido a hablar aunque llevo ya muchos días escuchando a muchas personas pero, de haberlo hecho, seguro, seguro que no habría hablado de economía o crisis, de políticos y urnas llenas. Siendo justa conmigo misma, el balance a título personal que saco hoy del mundo, el resumen de mi mundo es que... Soy feliz, muy feliz. Tengo a mi hija al lado. Llora y me gusta ver que se emociona ante algo así. Hoy no hemos traído a mi nieto como otros días pero también tengo un nieto. Tengo 2 hijos más, preciosos. Tengo muy buenos amigos. Tengo una gran familia. Me he enamorado y caray, cómo ha dolido pero, hasta eso hoy, lo achaco completamente a la felicidad. Estoy orgullosa de cada dolor porque fue verdaderamente pequeño al lado de todo lo bueno. Porque en realidad no fue nada muy distinto a las agujetas que te hacen sentir un músculo que tenías inutilizado antes ¡Y mi corazón está sano y es coherente conmigo!

Y esas... son las cosas que tengo. Hay muchas otras que a lo largo del tiempo creí tener: una casa, un trabajo, dinero, una idea clara y concisa de lo que sería el futuro (no el de dentro de 50 años sino por ejemplo, el del invierno que viene), creí en alguna ocasión tener amigos y una pareja que sentí parte de mí, algo mío, como si pudiera "tenerlas" y no. Quedaron en el camino y las despido feliz; no las tenía, sólo estuvieron a mi lado un tiempo. Pilar me decía el lunes, un par de días después de haber enterrado a su abuela: "Estaba en su ataúd y, ¿sabes qué? ¿sabes qué pensaba yo en ese momento? Eso es lo que te llevas: nada" y brindamos por el gran y último mensaje que le dio su abuela y hoy, viendo la brutalidad de algunos mossos, el ensañamiento desproporcionado y cruel contra algunos manifestantes y viandantes indefensos. Hoy, escuchando en la Plaza España a algunos (pocos) insultar indignados, gritar furiosos contra los responsables de esta barbarie yo, no habría podido más que sonreír porque creo, ¡mentira! Porque SÉ que hay un camino pacífico y que precisamente esa rabia contenida no nos distingue de los bárbaros armados con porras y rifles de aire comprimido ni contra los políticos que los autorizaron u ordenaron (que más dará aquí el matiz) a utilizarlos. Creo que el camino verdadero y fácil para acabar con esto, eso, aquello... lo que sea, está precisamente en encontrar la felicidad que habita en nosotros mismos. ¿Ser felices con lo que tenemos porque no podemos optar a nada más? Sí, en el fondo, sí. Sopesar cuánto tiene de real o efímero el resto, ¿Vivir en una nube rosa de conformidad? ¡No! Pedir, buscar, vivir lo que queremos pero no "luchar por ello". La lucha, la violencia son un camino vano ¿El ejemplo más vivo? El que los mossos hayan desalojado al pueblo usando la violencia sólo ha servido para que la Plaza Cataluña se llenará mucho más que antes. Y los estudiantes de Barcelona han abandonado la universidad para ir a cortar la Diagonal y unirse a ellos, y la Puerta del Sol que estaba pensando abandonar sus acampadas este domingo ha vuelto a llenarse con miles y miles de personas y así, plaza a plaza, pueblo a pueblo.

Miro alrededor y no reconozco el mundo, ¡Me siento como Ghanesa con un pie en el suelo y otro en el aire porque está en este mundo pero no pertenece a él! Y entonces veo a Diana temblando porque no entiende cómo puede haber sucedido algo así y la abrazo y sonrío y cuando la beso en una lágrima, sé que estoy en casa y el mundo es un lugar seguro y hermoso que quizá se encuentra entorpecido con obstáculos que nosotros mismos pusimos por error pero... Cómo los pusimos, los podemos quitar.

Uno de los indignados ha subido a hablar y ha dicho algo que me ha gustado mucho:

"Primero nos ignoran, luego se burlan de nosotros, después nos atacan y es entonces cuando ganamos"
Mahatma Gandhi.

Diana el 22 de mayo, ilusionada porque su voz cuenta


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