04 agosto, 2011

algo parecido a un corazón

No es nada nuevo; las embarazadas por la calle, ven embarazadas; los que empiezan a temer la alopecia tropiezan con calvos por todas partes, los fisioculturistas ven tipos aún más cachas que ellos y del mismo modo, cuando acaban de abandonarte ves parejas felices regalándose arrumacos como si todo formara parte de un complot del destino que se mueve con la única intención de burlarse de ti.

Conclusión primera: Vemos aquello en lo que estamos más concentrados y por la misma regla de tres padecemos una ceguera absoluta sobre aquello en lo que no nos enfocamos, lo tengamos a un palmo de la nariz o no, sea bueno para nosotros o no.

Y yo ¡veo corazones! Vamos, para ser más exacta: no me queda otra opción más que verlos porque ¡los corazones me persiguen!
Podría por ejemplo remitiros al post de Bernat, alguien te ama pero, hay más, muchos más. Dibujados en el capó de mi coche por autores anónimos, arañados en los troncos de los árboles y los bancos con iniciales y flechas, grafiteados en paredes, pintados en la arena con un nombre en mayúsculas o, sobre todo, en los más diversos materiales y expresiones de la naturaleza. Claro, señalo con la alegría de los 12 años de mi espíritu y se ríen y por no tacharme de loca dicen "Bueno, vale, es algo parecido a un corazón". Por supuesto, lo sé, lo sé...

Conclusión segunda: Eso me pasa por ser una romántica empedernida porque luego no me fijo  por ejemplo, en esos traseros espectaculares que siempre me indica Sheila con un codazo de "mira, mira" (permitidme que aquí escriba "traseros" aunque no es la definición que aplica ella) o, no veo los vestidos de los escaparates de Zara o los morros recién operados de fulanita de tal. No, no insistas más: no me he fijado. Me he hecho tan popular entre quienes me rodean por esta ¿la llamamos característica de mi sistema ocular periférico? Que ellos, pacientes y santos que son conmigo, me regalan corazones con los que también van tropezando ellos en el camino. Por ejemplo: una nube en forma de corazón (es muy fácil encontrarlos, de verdad que el cielo está lleno), una piedra en la playa, un tomate en la ensalada, un moratón cuando te das un golpe...

Conclusión tercera: cuidado, ver corazones se contagia.

Conclusión tercera bis ¿Se contagiará de igual modo ver barrigas cerveceras, crisis o atracos? ¡Me quedo con mis corazones!

Para lo que estéis pensando ¡vaya unas conclusiones más bobas! ¿qué más se podría esperar de un post lleno de corazones de piedra o de nube? Pero claro que tiene una...

Conclusión última y definitiva que en realidad está presente desde el principio. Podemos ver lo que queramos y ser ciegos (o bastante tuertos) a lo que no queramos ver. Sabiéndolo, ya que tenemos este superpoder, ¿por qué no usarlo a nuestro favor? ¿por qué no ver cosas fantásticas? Podemos aplicarlo a la calle, al paisaje, pero claro... podemos ser aún más listos y aplicarlo a TODO. Se me ocurre por ejemplo a modo de utilidad el aplicarlo a las relaciones. Ese en vez de ver lo que le falta, ver lo que te aporta o, en esas carencias lo que tú puedes aportar y aún no aportas. En nuestro día a día, no ver el medio vacío sino el medio lleno de delicioso Viña Esmeralda que aún le queda a la botella y que nos augura unos cuantos brindis ¡que ya compraremos otra! O nos la regalarán porque la vida es, si estás atento a eso, muy muy generosa contigo.

corazón
 Isa me regala unos corazones de trampó que Andrew le ha regalado a ella...

corazón
 la fantástica pizza cuore que Michael me ha regalado en el fantástico Panzerotto...
corazón
Mario ha derramado leche...

2 comentarios:

  1. me encanta,es verdad lo típico de las embarazadas, - veo embarazadas por todas partes... jajaja eso me pasaba durante mis 2 embarazos, lo de la calvicie no se, de momento no soy calva, (y espero no serlo xD ) pero si yo a veces tambien solo veo corazones, slaudos!!

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    1. ¡Así que a veces ves corazones! Me encanta ver que padecemos de la misma epidemia. Con un poco de suerte, la propagamos :)

      Un saludo,

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