07 agosto, 2012

imágenes en blanco y negro


Imágenes en blanco y negro Ibiza retro vintage antigua

Esta semana después de... de... qué caray ¡por primera vez en la vida! Hemos quedado en reunirnos todos los primos. Fuimos a cenar y aunque no estaban todos los que son, sí que son todos los que estaban y ya veréis como no hará falta que pase otra vida para repetirlo. Creo, sospecho... que nos hemos quedado con ganas de más. 


Mientras, el asunto da para realizar algún que otro análisis:

Al igual que pasara un par de añitos atrás en la cena de reencuentro de compañeros de colegio, me topé con que soy la única que tiene una pata fuera, porque como ya os he indicado en más de una ocasión, esta isla absorbe, abduce y creo que hasta engancha. 

Eso me coloca en la situación de máxima sorprendida a la hora de toparme con algún consanguíneo al que tranquilamente hacía 20 años que no veía; algo absolutamente impensable para 2 personas cualesquiera que residan en este islote tan bonito, tan mágico, pero tan diminuto. Así que te encuentras con tu primo (porque deduces que es tu primo) que el otro día era un niño y hoy te encuentras frente a frente con su padre, o escuchas un “estás igual, igual. No has cambiado nada” y a su lado alguien que te dice “no te habría reconocido jamás” y supongo que ambos tendrán razón... 

A tal evento y por sugerencia mía, no podían venir nuestros hijos (porque ya podíamos haber alquilado un estadio de fútbol que lo llenábamos) y sí nuestras parejas “siempre y cuando supieran usar los cubiertos”. Tengo que indicar que el índice de solteros es muy bajo en esta familia global y por alguna razón inexplicable, el record se encuentra en mi casa; lo cual me libera de complejos y continuos análisis frente al espejo metiendo y sacando barriga, sacando y sacando pecho y hasta cambios de peinado “a ver qué tal así” y me permite achacárselo completamente a algún defecto genético por ejemplo, por ejemplo... ¡de mi padre! Que era un reconocido soltero hasta la edad de 40 años. 

Pues pocos solteros y además, los emparejados, en su mayoría, lo están con su pareja “de toda la vida” ¡las que conocí incluso yo! En aquella vida anterior mía y las nuevas adquisiciones, tengo que confesaros que me gustan mucho, pero que mucho (por lo menos tanto como sus cónyuges mis parientes). 

Hablamos de ese ahora de hijos de todas las edades; bien colocados o descarriados por el mundo, de los hijos de nuestros hijos, de nuestras propias inestabilidades y de aquel ayer; del de la abuela (verdadero velcro de esta familia), de borracheras de otros, de veranos hasta las tantas en la calle y frigopiés y nos reímos de las anécdotas de nuestros padres que no están para defenderse.  

No sé al resto, pero a mí me sirve para poner en práctica un ejercicio que me sorprende con frecuencia: comprobar qué vidas tan dispares tienen los hermanos, nacidos en el mismo seno de una familia e incluso, con escasa o ninguna diferencia de edad ¡para que luego responsabilicemos a nuestros padres de todo lo que pasa! (borrad lo que he escrito antes del gen de mi padre) y aquí alrededor de una mesa tienes un amplio abanico de primos, hermanos entre sí, que nada, nada tienen que ver con ellos salvo, insisto, esta alegría del reencuentro. Quien triunfó (aparentemente) en el pasado, ahora lo está pasando regular y al revés, y te das cuenta, confirmas que la vida es una montaña rusa; que el éxito nada tiene que ver con la posición económica que tengas (ahora, en este preciso instante), sino en tu actitud frente a ella. Tu felicidad no tiene qué ver con el reparto de salud que te caiga en gracia, ni con esa cosa que llaman “suerte” (ahora, en este preciso instante), sino en tu actitud frente a ella. No puedes agarrarte a la seguridad (sólo aparente y siempre frágil) de un puesto de trabajo, de una posición económica o de un estado de salud porque el peligro de caer en un momento dado es inevitable, sino a esas otras cosas que son realmente fuertes, inamovibles y por lo tanto, importantes: nosotros mismos y aquí hablo del conjunto de esta familia global, formada por los núcleos de otras familias, pero también de “eso” que soy yo mismo. Y mi yo en particular se nutre en Palma, entre mis hijos y mis amigos, se nutre de cada uno de los lugares en que he vivido y he querido y de aquí, mucho, mucho de aquí. 

Y esta noche, las imágenes en blanco y negro de la memoria, saltan a la realidad con todos los colores. No está la abuela (no del mismo modo que antes), pero, hay una parte importante de la materia que nos compone, presente y repartida en una sola mesa. Sólo hace falta vernos para comprobarlo... Creo que de hecho, nadie puede conocernos del todo, no... sino conoce al resto. Aunque apenas nos tratemos... estamos ligados. Hay otro tipo de vínculos que saltan por encima del espacio y del tiempo. 


¿Me permitís que os los presenté, verdad? Aquí unos amigos; aquí, mi familia:



Entradas relacionadas:


8 comentarios:

  1. Pues mucho gusto.
    Bueno, a ese pedazo de abuela y a tu padre ya los conocía. Creo que tu retrato del murciano fue el culpable (bendita culpabilidad) de que me quedara por estos lares a seguir leyendo un poco más. Y ese poco más el que me llevó a leerlo todo.
    Besos, preciosa.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pedazo de pedacito de abuela, que tenías que ver cada vez que la levantaba en brazos y la hacía girar. Pesaba poco más que un gorrión, lo que pasa es que todas aquellas faldas le hacían bulto. Ese era el propósito de los "faldellís"; pocos para las gorditas y muchos para las delgadas y ella era en una radiografía poco más gruesa que el esqueleto de un paraguas. Por cierto, quizá por eso, mi abuela tenía los órganos invertidos: el corazón a la derecha, etc etc... y creo que eso sólo sucede una vez de cada tropocientas, pero es que mi abuela, era de lo más rara rara rara. Lo sé, me pongo a hablar de mi abuela y se me cae la baba.

      Y mi padre, pues ahí sigue... Ayer le vi, me esquivó sin mirarme y le vi reírse cada vez con menos dientes y mi hijo me dijo "Uy, ni recordaba la última vez que vi al abuelo reírse". Y yo, tampoco.

      Pero gracias a ellos si te trajeron y gracias a ti, porque a fin de cuentas, lo de quedarte, ya fue decisión tuya ¡y con todos los riesgos!

      Un beso, Macondito,

      Eliminar
  2. Brutal, Pilar. Aún formando parte orgullosa de esa familia, no puedo dejar de sorprenderme y emocionarme ante ese pequeño gran vídeo. Desde luego tienes una perspectiva especial y, a pesar de ello, exactamente adecuada.
    Un fuerte abrazo. Pere.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Aish, que casi no puedo contestar...! Qué las lágrimas no me dejan ;) ¡Pere! ¡El mismo Pere que pincha y corta y viste y calza y regatea en veleros... escribiendo en este blog!!! Eso se merece una cena, o un post... ¡algo muy gordo!

      ¿Y lo guapo que sales en todas las fotos? El que más cámara chupa ¿o no? ¡Cómo se nota que fuiste el primero de los primeros! Y aún, lo sigues siendo.

      Besos a Usted y a su contraria,

      Eliminar
  3. Precioso video.
    Es cierto que no conoces totalmente a alguien hasta que no conoces al resto de la familia. Bonita reflexión.
    Es cierto que las reuniones familiares son preciosas. Lástima que para algunos sea más complicado que para otros. En mi caso están desperdigamos por esos mundos de Dios y juntarnos a todos es más difícil que la conjunción de los planetas. :)
    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues hasta los planetas se pueden conjuntar si uno se pone ;) nosotros, espero que la repitamos con los pocos ausentes. Tenemos un primo en la cárcel (toda la vida en la cárcel) y sale en septiembre. A ver si logramos ser aún más en la próxima cena y QUE ESTA GENTE ;) me pase más fotos de esas de archivo para hacer un vídeo aún más largo.

      ¡Un beso!

      Eliminar
  4. Siempre tan acertada y sacando de cualquier tema reflexiones para ti misma y que nos ayudan a los demás, al menos por un ratito.
    Actitud, esa es la clave verdad? Me quedo con ello, no me has descubierto el sentido de la vida, pero me has recordado lo que de tanto en tanto se me olvida, cuando me dejo llevar por la autocompasión.
    Valorar lo que se tiene en el presente, sin demasiadas expectativas ni angustias por un futuro que en un momento puede cambiar por completo para bien o para mal.
    Un beso muy grande para ti y toda tu familia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es que además, la autocompasión nunca jamás le sirvió a nadie. En serio, no lo digo por decir: hicieron un estudio en Harvard entre 17 zurdos calvos y solteros y quedó probado ;) cada día más calvos, más solteros y algunos incluso con esguinces en la mano izquierda de tanto practicar lo que practican los solteros ;)

      Lo que sí sirve es la pena, la indignación y la ira (esa mala leche que tú gritas puntualmente como nadie), vaya que sí, pero ojo, que sólo nos sirve si la trasmutamos después en otra cosa.

      Bah, no me hagas ni caso... Ya estoy otra vez hablando y hablando.

      Beso a mi familia (no voy a acabar, son mogollón) y estoy deseando brindar contigo con tu primer sueldazo, que lo sepas. Mantenme informada.

      Besos para ti (todos todos para ti), por guapa,

      Eliminar

y tú, ¿qué opinas?